Este blog nace a partir del libro La riuada de Franco con la intención de divulgar nuevos datos sobre las inundaciones del Vallés de 1962. Coincidiendo con el 50 aniversario de aquella catástrofe colectiva, el libro, escrito por Ferran Sales i Aige y Lluís Sales i Favà, destapa las pugnas políticas, la propaganda y la corrupción que desataron aquellas riadas.


14 sept 2012

Las asistentes sociales de la riada


El libro La riuada de Franco está dedicado a Pepa, que colaboró como voluntaria en la riada del Vallés, estudió asistente social y acabó en Alemania para trabajar con la inmigración. Pepa acababa de cumplir 20 años cuando se fue al Palacio de los Deportes de Barcelona el día 27 de septiembre para seleccionar ropa y alimentos que llegaban sin cesar alentados por la campaña de Radio Barcelona

Pepa, que había hecho sus estudios primarios en Jesús María y Mater Salvatoris era la mayor de ocho hermanos. Aquel mismo 1962 se fue a estudiar asistente social a Tarragona, desde donde saldría con dirección a Alemania a mediados de la década de los años 60.


Pepa Wetzel, cuando era Pepa Sales. La segunda a la
derecha, junto con los compañeros de la Escuela de 
Asistentes Sociales de Tarragona, en 1962.
Pepa llegó a Heidelberg confundida en medio de aquellas oleadas de emigrantes españoles que viajaban a Alemania buscando un paraíso. Ella era también una emigrante. Al principio trabajó muy duro, en un hospital fregando suelos y después como auxiliar de enfermera. No tardó, sin embargo, en conseguir un empleo como asistenta social, para acabar haciéndolo en el seno de la propia administración alemana, donde permaneció hasta su jubilación. Pepa, hoy Pepa Wetzel porque esta casada con un alemán, aún vive en su pais de adopción. Acaba de cumplir 70 años y es un símbolo de aquellas asistentes sociales que surgieron con la riada del Vallés y acabaron al servicio de los emigrantes españoles diseminadas por Europa.

Pero Pepa, señora de Wetzel, no es la única asistente social que nació con el estruendo de la riada; Anna Magrinyà de Sabadell es otro ejemplo. Anna Magrinyà trabajaba como enfermera cuando acudió al barrio de Los Rosales el día 26 de septiembre, horas después de la riada, a prestar su ayuda a los damnificados. Anna, aunque trabajaba de enfermera, había efectuado estudios de asistente social. Pertenecía a la primera promoción de la Escuela de Asistentes Sociales de Sabadell-Terrassa, auspiciada por el Gremi de Fabricants de Sabadell y la Asociación Católica de Dirigentes y Obispado de Barcelona.

La tragedia del barrio de Los Rosales -murieron 13 vecinos- sirvió de yunque para que Anna Magrinyà se forjara como asistente social y abandonara su trabajo de enfermera. Su experiencia en Los Rosales está recogida en su tesina de final de carrera, considerada por los expertos como un documento excepcional. Anna Magrinyà, tras su experiencia como asistente social en la riada, trabajó en la empresa Unidad Hermética de Sabadell durante 29 años, hasta que fue despedida con un grupo de obreros en una huelga histórica.

Anna Magrinyà y Pepa Wetzel comparten esa escrupulosidad por el orden, la exactitud, la limpieza y las cosas bien hechas. A las dos les une además un detalle circunstancial;  las dos están sentadas en sillas de ruedas. Las dos se quejan de que si las piernas o las espaldas, pero todo el mundo sabe que estas dos veteranas asistentes sociales, hijas de la riada del 62, están sentadas en sillas de ruedas, porque están cansadas de tanto trabajar. Las dos se han ganado el derecho a permanecer sentadas. 

En el libro
 La riuada de Franco a la asistente social Pepa le dedicamos una frase, la de la dedicatoria, y a Anna Magrinyà se le cita en numerosas ocasiones. Ellas representan en este libro a todas las asistentes sociales de Catalunya, agentes imprescindibles para comprender la solidaridad que surgió de aquella tragedia, pero también el movimiento vecinal y social que se generó a raíz de la riada del 62.

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