Este blog nace a partir del libro La riuada de Franco con la intención de divulgar nuevos datos sobre las inundaciones del Vallés de 1962. Coincidiendo con el 50 aniversario de aquella catástrofe colectiva, el libro, escrito por Ferran Sales i Aige y Lluís Sales i Favà, destapa las pugnas políticas, la propaganda y la corrupción que desataron aquellas riadas.


27 sept 2012

Los “viejos papeles” del garaje

En una ala de un inmenso garaje de Barcelona se encuentra depositado, desde hace años, el fondo documental más importante y valioso de la riada de 1962. Este fondo documental,  considerado por los expertos como una de las piezas fundamentales para reconstruir aquella enorme tragedia, ha constituido una de las piezas claves con las que he podido redactar, junto con el historiador Lluís Sales i Favà,  el libro La riuada de Franco. Clave no quiere decir único, porque en total hemos pasado por otros once archivos. 
Este fondo documental, conocido oficialmente con el pomposo nombre de Fondo apartado desastres meteorológicos, Inundaciones del Vallés (Damnificados), está administrado y tutelado por funcionarios del Ministerio del Interior adscritos a la Subdelegación de Gobierno de Barcelona, que a su vez forman parte de la Delegación del Gobierno de Catalunya. Para decirlo de manera entendedora,  estos son los documentos que fue recopilando el viejo Gobierno Civil a raíz de la riada del 62 y todo el proceso de reconstrucción de la siniestrada, que duró varios años.

Fotografía de la fachada que alberga
el archivo del viejo Gobierno civil de Barcelona 

En conclusión, estos son los “papeles de la riada”. Lo componen 54 archivadores de cartón, que se encuentran alineados en una estantería metálica, en un rincón de un almacén desangelado, como todos los parkings. Los papeles de la riada están metidos en los archivadores de cualquier manera, como si alguien los hubiera colocado  de forma  precipitada, tratando de salvarlos de un naufragio, en este caso de una inundación. Es habitual encontrarse en un caja una parte de un informe  y el resto del mismo informe 20 archivadores más abajo, confundido con otros papeles que nada tienen que ver.
Los “papeles de la riada” se encuentran en igualdad de condiciones de pobreza en la que se encuentran otros 12.300 archivadores más, en los que se hallan millares de documentos, que el antiguo Gobierno Civil de Barcelona empezó a guardar en 1866. Todos estos documentos, entre los que se encuentran nuestros “papeles de la riada del 62”, estaban inicialmente alojados en unas dependencias del señorial Palacio del Marquès d’Argentera de la Plaza Palau, pero los responsables de aquel edificio decidieron trasladar, por falta de espacio, los fondos documentales a un rincón de ese garaje, el Parque Móvil del Estado, en la calle del doctor Trueta, a espaldas del Parque Zoológico.
Este archivo, por llamarlo de alguna manera, se encuentra pues así realquilado y en una dependencia diseñada para guardar coches oficiales, pero donde además suelen almacenarse otras muchas cosas, como por ejemplo las urnas para las votaciones. Los legajos y documentos que ilustran una parte importante de la historia de Catalunya comparten estanterías y estancia con otros documentos más recientes y de escaso valor histórico, como, por ejemplo, los documentos del departamento de extranjería.
Así, la vieja y más rancia historia de Barcelona se codea con los papeles relativos a los inmigrantes recién llegados de cualquier parte del mundo. Cada nuevo extranjero que llega a Barcelona supone, desde el punto de vista archivístico, una nueva incomodidad y estrechez para los documentos históricos. 
El espacio que se ven obligados a compartir la vieja y la nueva historia de Barcelona es tan limitado, que, en ocasiones, los responsables de la Administración se ven obligados a decretar, por razones de supervivencia, expurgas puntuales, que vienen a ser como esas razias o redadas que la Guardia Urbana solía realizar en el Barrio Chino de Barcelona. Los más feos a la calle o la cárcel. ¿Alguien puede asegurar que en este proceso de limpieza étnica-documental no hayan acabado en la basura piezas de valor?
Pero lo peor no han sido las expurgas más o menos indiscriminadas, lo más doloroso y lo peor han sido las desapariciones. Hay cajas vacías, como por ejemplo la media docena de archivadores que debían de contener el correo privados de los gobernadores civiles. En el lomo de las cajas se asegura que dentro está el correo particular del señor gobernador, pero dentro no hay nada. Nada quiere decir que esta vacio. ¿Dónde ha ido a parar este pedazo de la historia de Catalunya? Silencio. 
Toda esta  situación de desamparo en la que se encuentra este pedazo de historia de Catalunya, realquilada en ese garaje, sin derecho a cocina pero sí a lavabo, ha sido denunciada por un gran número de historiadores que se han dirigido a las administraciones, tanto a la de Madrid como a la de la Generalitat, reclamando una solución al problema. Uno de los que más se ha quejado ha sido el historiador y profesor Javier Tebar co-responsable del fondo documental de CC.OO de Barcelona- Fundación Cipriano Garcia- , pero me consta que también se ha quejado el ex fiscal Carlos Jiménez Villarejo. La iniquidad histórica es pues pública. Pero además dicha iniquidad está reconocida por la propia Subdelegación de Gobierno. En su web oficial confiesa que “la dotación de medios humanos y técnicos es insuficiente”, para atender este archivo, que “no dispone de personal con conocimientos técnicos” adecuados, ni de instalaciones de climatización o de prevención de incendios para salvaguardar la historia. 
El único consuelo, en medio de tanta desolación, la ofrece el personal, en especial el funcionario Buenaventura Rodríguez Colorado, un antiguo empleado de la Prensa del Movimiento, que es el celador más directo de las cajas. Ventura, con el paso de los años, se ha convertido en un experto, aunque carece de título oficial. Él es el guía de ese enorme laberinto. Lo sabe casi todo, incluso lo que no está. Durante cerca de un año, el tiempo que ha durado la investigación para elaborar La riuada de Franco, martes y jueves, de 9 a 13 horas, hemos convivido en este archivo. Hemos pasado juntos frío, también calor, hemos oído los mismos ruidos de los desagües de las tuberías, hemos escuchado con miedo el mismo repiqueteo del agua de las tormentas sobre el techo de uralita, nos hemos lamentado de las mismas cosas y, si tengo que ser sincero, también nos hemos alegrado cada vez que el Barça ganaba un partido.

2 comentarios:

  1. Gracias por dar difusión a tan desastrosa situación. Es una lástima que la Delegación del Gobierno no aproveche la proximidad de uno de los pocos centros especializados en la formación de professionales de los archivos que hay actualmente en el Estado español. Pueden encontrar profesionales, becarios, asesoria, etc., con solo dirigirse a la Escuela Superior de Archivística de la UAB. Tambien hay buenas empresas especializadas en el tratamiento archivístico i en servicios de custodia. De buen seguro que ahorrando en alguna partida suntuaria habría dinero sobrado para una intervención archivística razonable. Lástima también que la ley de archivos y documentos de Cataluña no contemple un régimen sancionador ejemplar. De todos modos responsabilidades por la aplicación de la legislación sobre patrimonio histórico sí puede haberlas. En todo caso la difusión de la noticia siempre ayuda en el necesario escarnio público de altos cargos por su irresponsabilidad .

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  2. El profesor Borja de Riquer, catedrático de Historia de la Universidad Autónoma de Barcelona, ha denunciado públicamente la situación de abandono en la que se encuentra el Archivo Histórico del antiguo Gobierno Civil de Barcelona. El catedrático ha asegurado además que los responsables de la administración han vetado el acceso de determinados fondos. La actitud de la Delegación del Gobierno, encargada de la administración del archivo, censurando algunos fondos no ha impedido, según el profesor Riquer, la desaparición de numerosa documentacion. El catedrático hizo publica esta protesta, el pasado 3 de octubre, en la presentación en el salón de actos de Comisiones Obreras de Barcelona, del libro "Quan els obrers eran els amos" una crónica de Xavier Vinader sobre la huelga general de 1976 en Sabadell, publicada por Pages Editors.

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